La mujer-pirámide de Chelo de la Torre
La mujer-pirámide
A la manera de Nikita Stanescu
La mujer-pirámide
se levanta
erguida en las
manos de la niña.
Ella es todos los
árboles
y atrae la lluvia
con su vértice.
Jamás tendrán sed.
A la niña se le
queda pequeña la ropa,
a la
mujer-pirámide se le quedan pequeñas
las manos de la
niña.
Ella camina sola,
la mujer-pirámide
le hace de brújula.
Y al comprarle los
primeros tacones
limpian el
armario, vagan sin rumbo.
La mujer-pirámide
quema su vértice,
acalla su grito y,
erguida
sobre la muleta de
los años,
se le ve buscar
entre las maternidades.
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